martes, 30 de noviembre de 2010

El toreo en Francia

Para muchos aficionados y los que no los son, existe la confusión de que en Francia se celebran las corridas sin matar a los toros, pues no es así, en Francia se realizan los festejos taurinos exactamente igual que en España y en ocasiones con más seriedad y rigor que en el mismo país ibérico.  Es en Portugal donde no se matan a los toros en público.

Juan Belmonte decía “se torea como se es”, pues en Francia se realizan las corridas, como el país es, de primer mundo. Una sociedad de avanzada ideológica, tecnológica y cultural realiza sus festejos taurinos de igual manera.  Se respeta el reglamento, corridas serias, excelentes puestas en escena y ferias bien organizadas. Las entradas son caras, pero así también ganan los toreros y los profesionales de allá; hay dinero.

Hace ya varios años tuve  la suerte de torear en aquel país y me llamó la atención que durante la lidia el público es muy respetuoso, no muestra su emoción, interactúa poco con el torero, ni para bien ni para mal, pareciera que fuera una obra de teatro, pero cuando acaba la faena, si esta lo amerita, se emocionan, aplauden y reconocen como los que más.

El juego del toro y el hombre existe en Francia desde la época galorromana. Pero fue en 1701, en Bayona, cuando se realiza la primera corrida de toros tipo español. En 1889 con motivo de la Exposición Universal, se realizaron festejos taurinos en París. Se edificó una gran plaza de toros de 22 mil espectadores, cubierta y con la comodidad de una sala de teatro. Al poco tiempo desapareció.

Hoy en día la tauromaquia es permitida al sur de Francia, avalada por las leyes como “una tradición local ininterrumpida”.  En el suroeste existe la llamada zona “Landesa” y en el sureste “La Camarga”, en ambas regiones se celebren festejos populares basados en saltos y recortes. En la actualidad existen más de 30 ganaderías de toros bravos en Francia y se celebran más de 80 corridas al año, triplicando el número de festejos de las últimas décadas.

En Francia existen más de 40 plazas de toros, 7 de ellas de primera categoría, destacando, Beziers, Dax, Bayona, Arles y Nimes. Estas dos últimas son anfiteatros romanos, de casi dos mil años de antigüedad, de ruedo elíptico son iconos de sus respectivas ciudades, son dos bellezas arquitectónicas.

Francia ha sido también cuna de buenos toreros; desde 1894 a la fecha, alrededor de cincuenta toreros han tomado la alternativa, destacando Nimeño II y actualmente Sebastian Castella. También Juan Bautista que este año abrió la puerta grande de Madrid y la rejoneadora María Sará, entre otros…
Todas las figuras del toreo han pasado por Francia, solo “Gallito” y Manolete no lo pudieron hacer por culpa de las guerras que les impidieron actuar en aquel país.

Francia contribuye a la fiesta de toros de muchas maneras, tienen escuelas taurinas, existen clubs y centros de tauromaquia, se produce muy buena literatura y como no recordar la opera Carmen, interpretada en francés y compuesta por un francés. También ante la ofensiva  anti-taurina de los últimos años, han sido varias organizaciones taurinas, catedráticos e intelectuales franceses, quienes han defendido ejemplarmente a la tauromaquia.

Francia parece haberse convertido en un aval y en una garantía de la fiesta de toros, al fin y al cabo un espectáculo de dimensión universal.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El Trapío

El trapío es la buena planta y gallardía de un toro de lidia. El trapío no es cuestión del tamaño, sino del conjunto de rasgos externos, actitudes y reacciones del toro, observables a simple vista. El trapío debe expresar armónicamente el prototipo racial del toro de lidia. Un toro con trapío es cuando reúne las cualidades físicas y la presencia necesaria para ser lidiado en una plaza de toros.

En primera instancia, el trapío corresponde al fenotipo, es decir, a la apariencia externa.  Los principales rasgos morfológicos para determinarlo son:

· Tamaño y peso.
· Conformación del tronco y de las extremidades.
· Conformación de la cabeza y el cuello.
· Conformación de la cornamenta.

A la hora de apreciar el trapío de un toro hay que conocer las características morfológicas del encaste que procede. También su genotipo; la actitud y el comportamiento que refleje en la lidia. Sus movimientos, posturas y embestidas, que indiquen su viveza y nervio. Otro factor a tomar en cuenta es la edad, la cual ayuda, pero no es determinante.
Este espectáculo es de toros bravos y uno de sus principales ingredientes es la emoción permanente de peligro que estos causan, un toro con trapío ayuda a transmitir esta sensación.

Para juzgar el correcto trapío de un toro depende de la plaza de toros donde  se lidie. En las plazas de primera categoría este debe ser impecable. Lamentablemente en los últimos años, en La Plaza México, cada vez que viene una figura europea, los toros que se lidian no siempre tienen el trapío que corresponde a nuestro máximo recinto.

Los profesionales mexicanos debemos entender, que para el bien de nuestra fiesta hay que empezar a respetarnos a nosotros mismos, si nosotros no lo hacemos, los de afuera menos,  a la  larga es nuestro espectáculo el más perjudicado. Cuantos aficionados, aunque no han dejado de serlo, si han dejado ya de ir a la plaza.  En cuestión de negocios es más fácil captar un nuevo cliente, que recuperar uno perdido.

Si las figuras extranjeras aceptan torear en “La México”, deben admitir torear toros con trapío, los cuales en México sí hay. Amigos radioescuchas, estas figuras de primer nivel son tan profesionales, que tienen gente a su cargo (en el medio taurino llamados veedores) que con mucho tiempo de anticipación, van al campo a ver las corridas que su matadores van a torear. Esté usted seguro que cuando sale un toro al ruedo, y más tratándose de la México, ya saben perfectamente de que toro se trata. A la hora de cobrar si se comportan como figuras, pero para a la hora de escoger los toros que lidian no siempre. Como aficionados queremos ver toros con trapío, las figuras cobran, los boletos cada vez son más caros y los derechos de apartado, año con año suben sus precios por arriba de los índices de inflación.

Estamos a una semana de que empiece la temporada grande; exijamos; vale la pena hacer las cosas bien, al fin y al cabo es por el futuro de nuestro espectáculo preferido.