martes, 26 de octubre de 2010

La Publicidad en los toros ¿Gasto o Inversión?

La publicidad es una de las armas esenciales por medio de la cual el sistema alienta el consumo de productos, costumbres, estilos de vida e ideas. En esta era del consumo nuestras sociedades no sólo consumen los bienes básicos y necesarios, sino que se consumen bienes secundarios. En este sentido las corridas de Toros como espectáculo son un bien secundario, y el consumidor es el aficionado que asiste y consume dicho espectáculo. Partiendo de esta premisa la publicidad para alentar el consumo es básica, y en la Fiesta de Toros no debe ser la excepción.


El consumidor es un ente social que toma sus decisiones de compra informado sobre las posibles alternativas. En esta libertad de decisión, el aficionado se encuentra hoy en día ante un mercado con varios espectáculos que compiten con el mismo espectáculo taurino. Ante ello los profesionales del medio taurino debemos comprender que una herramienta elemental en esta "era del consumo", es la publicidad. Entre la infinidad de mensajes que recibimos diariamente, la publicidad se vuelve algo incomodo y no deseado, sin embargo es indispensable si queremos que nuestro producto sea venda.

En nuestros medios de comunicación, la publicidad taurina es menor, tanto en calidad como en presencia respecto a los demás espectáculos que compiten con las Corridas de Toros.

En México los espectáculos que se ofrecen cada vez son más y mejores. La Fiesta de Toros se ha visto amenazada por competidores que antes no existían. Hace más de cincuenta años, por ejemplo, no había tantas ofertas de entretenimiento, el público entre sus muy pocas opciones tenía las Corridas de Toros y asistían con frecuencia a estas. No era tan necesaria la competencia publicitaria.

Pero la publicidad va más allá de aparecer en los medios y pagar por ello. Me explico, si tenemos la infraestructura hecha para que el consumidor nos consuma un producto, en este caso, un festejo taurino, ahí mis mismo podemos aprovechar para penetrar al mercado un nuevo producto, el cual venderemos en un futuro.

En este caso en específico me refiero a los Festivales taurinos de postín que se realizan en México. No me gusta comparar, pero a veces es inevitable, sabemos que muchos de los festivales que se realizan en España las figuras aceptan alternar con un novillero.

El Festival que se está organizado para recaudar fondos para los damnificados del Huracán Alex en Monterrey es loable y digno de ejemplo. Igual que ayudamos a damnificados de otros países, que por cierto está muy bien hacerlo, hay ocasiones que nos olvidamos de los nuestros, por eso me siento orgulloso de los organizadores de este proyecto. Ojala y triunfen y recauden muchos fondos. Desde aquí mis más sinceras felicitaciones. Pero, si ya están haciendo este encomiable esfuerzo, porque no apoyar también la Fiesta de toros en México y dar la oportunidad de introducir al mercado, tal cual un producto, un novillero con posibilidades para que poco a poco se vaya posicionando mercadológicamente en la mente de los consumidores, es decir de los aficionados. El costo económico de un novillo no empobrecerá a los organizadores, pero en cambio si podrá enriquecer, en su conjunto, a la fiesta de toros en México. Lo que hoy parece un gasto luego puede ser un cobro.

Aprovechemos este marco inigualable para publicitar un novillero, que en un futuro será matador de toros. En este caso la joven promesa, sólo por lidiar un burel no será mejor ni peor torero, tampoco será técnicamente mejor, ni tendrá más sitio, pero como profesional sí experimentará el sentido de la responsabilidad y el peso del compromiso, que le ayudará a madurar en esta difícil profesión. Pero lo que más nos importante aquí, es que servirá para posicionarse ante la mente del público, de la afición, el futuro consumidor. El impacto publicitario que generará en ellos, es el verdadero tesoro. Cuando años después el público vea el mismo nombre anunciado, tal cual una marca, ya se les hará conocido y generará confianza para su consumo.

En México tenemos la triste costumbre de no invertir en publicidad en los novilleros, se ve como gasto y no como inversión. La publicidad cuesta, pero vende y vende mucho. Invirtamos en ella.

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