martes, 26 de octubre de 2010

El Miedo

Uno de los elementos que existe en el toreo es el miedo. El torero que diga que no tiene miedo está mintiendo. Todos los toreros lo tienen. Hay diferentes tipos de miedo, el más elemental es a una desgracia física, pero en el toreo existe otro más importante; el miedo al fracaso.

Para un torero, como diría el maestro Luis Miguel Dominguín, “el miedo es la réplica contraria a la indignidad de la cobardía” y la cobardía es la antitesis del toreo. Es verdad que el torero es un ser humano que tiene un valor diferente a los demás mortales, pero eso no lo excluye de que no tenga miedo. Es normal tener miedo. Lo importante para el torero es como enfrentarlo y poder vencerlo.

El miedo no debe superar al pensamiento del torero, cuado este hace que la cabeza no piense, es cuando no se puede ser torero. Aunque uno tenga mucho miedo, la cabeza siempre debe de seguir funcionando; en todo momento se debe de poder pensar cuando se esté enfrente del animal.

En cierto grado es importante tener miedo, este refleja el nivel de responsabilidad que un torero le va dar a un compromiso. Cuando mayor sea el compromiso mayor miedo se tiene. El torero debe de adueñarse de el y no este del torero.

Cuando más miedo pasa un torero es quizás antes de la corrida. Por ejemplo, en el momento en que se esta vistiendo o cuando va a la plaza, y ni que decir en el patio de cuadrillas. Es antes de que salga el toro, cuando más miedo se siente, ya que existe un temor a lo desconocido; un vez que ya sale el toro y se ven sus cualidades, el torero ya sabe a lo que se va enfrentar y como deberá resolverlo. Sufrirá o porque no lo gozará!!!



El miedo desgasta; es por eso que un torero entrena y se prepara físicamente. Se  dice que los toreros que más miedo tienen, suelen ser los que más tiempo le dedican a la condición física, se suplen unas facultades por otras. Para superar este miedo lo mejor es confiar en uno, en su preparación, en su capacidad y en alcanzar altos grados de concentración. Si un ser humano tiene el valor justo para pararse en frente de un toro; amigos radioescuchas, les puedo asegurar que con técnica, entrenamiento y decisión, ese ser humano puede llegar a ser torero.


 ¡Que sería del toreo sin que existiera el miedo! Este sentimiento es una más de las magias del torero, es indescriptible, una vez vivido se vuelve adictivo. El miedo enriquece el espectáculo, representa la dignidad humana que da conciencia viva, al arte del toreo. 

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