martes, 26 de octubre de 2010

“Los Saltillos”

Los taurinos en México, siempre que hablamos del encaste y origen del toro de lidia en nuestro país nos referimos de los toros de “Saltillo”, pero, ¿Sabemos de dónde vienen? ¿Por qué se llaman así?

Los famosos “Saltillos” (base de la ganadería mexicana), se llaman así porque provienen de la ganadería española del siglo XIX y principios del XX, que se anunciaba como “Marqués de Saltillo”. Su propietario, Antonio Rueda y Quintanilla tuvo el gran merito de hacer una gran selección de los toros de origen de “Don José Picavea de Lesaca”. Esta línea a su vez, proviene de la rama Vistahermosa, encaste que ha dado muchas satisfacciones a las ganaderías bravas españolas. El “Marqués” entendió a la perfección este encaste y no mezcló la sangre, buscó que el toro llegará con mejores condiciones al tercio final, sacrificando un poco su trapío, lo que dio origen a los famosos toros de “Saltillo”. Su capacidad como ganadero, ha hecho que aun hasta nuestros días, estas características duren en los toros de este origen.

Para ese entonces aparece “Guerrita”, una de las primeras figuras del torero con el poder para exigir corridas a su modo. Como los del “Marqués de Saltillo” salían buenos (aparte de su amistad con el ganadero), se dice fue él, quién  pedía las corridas un poco más chicas de lo normal y de ahí que los “Saltillos” tengan menos trapío. Ya desde esas épocas las figuras pedían lo chico, que nada nos extrañe lo que sucede en nuestros días…

En 1878 al morir el “Marqués de Saltillo” deja la ganadería a su mujer, de ahí que se empezó a lidiar como “Viuda del Marqués de Saltillo”. En 1905 muere la “Marquesa”, y se acaba la segunda gran etapa de la ganadería.


Continúa con ella su hijo Rafael Rueda Osborne (que por cierto, era todo un personaje), con el cual a pesar de su afición al toro, la ganadería empieza a decaer. Los empadres los hacía muy disparejos, salía de todo, tal como su personalidad. Los colegas lo tomaban con poca seriedad. Entre otras vendía a México corridas que no se podían lidiar en España por su presentación. Fue entonces cuando los ganaderos mexicanos se acercan a él para comprarle cabezas de ganado, entere otras, Tepeyehualco y Piedras Negras por ejemplo, quienes abrieron sus empadres a otros encastes, sin mantener los puros “Saltillos”. Fueron los hermanos Llaguno quienes sí decidieron mantener la pureza de la sangre “Saltillo” en México y con ello el inicio de lo que hoy conocemos de la gran ganadería brava mexicana.

En 1918 Rafael Rueda mure sin descendencia, dejándole la ganadería a su viuda que a su vez vendió todo a Don Félix Moreno Ardunay. Hoy en día, lo que queda puro en España de esta ganadería está en Moreno de la Cova y Moreno Silva. El titulo de “Marques de Saltillo” terminó en manos de otra familia (Lasso de la Vega).

Amigos radioescuchas, en la historia de los encastes hay ciclos, y mientras en España los “Saltillos” se venían a menos en México tomaron su propio rumbo. Lo que se hizo en México con esta sangre es de reconocerse, porque además del valor genético que fue muy alto, los empadres fueron muy bien hechos y la bravura ha durado muchas generaciones, un mérito de los ganaderos mexicanos.

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